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Trujillo: revolución incómoda, terca memoria.

Publicado: 2010-07-09

La insurrección del pueblo trujillano en 1932 contra el régimen fascista de Sánchez Cerro, ha sido sistemáticamente echada en el olvido por el Partido Aprista, en cuyo nombre se libró.

Tal olvido es sorprendente si se considera que la insurrección involucró a la segunda ciudad del país y fue reprimida con un enorme despliegue militar, para la época, incluyendo fuerzas de tierra, mar y aire. Al número indeterminado de muertes en combate se debe sumar otro, también controversial, de civiles represaliados por el ejército, una vez tomada la ciudad.

Pese a que la insurrección empezó con un golpe de mano de militantes apristas, el hecho es que la ciudad se sumó masivamente, en particular debido a la participación de los braceros de las haciendas cercanas, cuyos sindicatos clandestinos eran orientados por el APRA. No fue una simple revuelta, o la acción de unos cuantos aventureros. Fue un auténtico levantamiento popular.

Sin embargo, pese a ser el bautismo de fuego del Partido Aprista y la base de su prolongada mística norteña, Julio de 1932, fue desde muy temprano, una fecha incómoda, como lo muestran excelentes trabajos de los historiadores Iñigo García Bryce y Anahí Durand.

Desde los años 40, con la política de acomodo y negociación con los partidos oligárquicos, Haya hizo lo posible por controlar las tendencias insurreccionales de su base. Como consecuencia, el recuerdo de Trujillo, fue poco a poco reducido en estatura. En reemplazo del recuerdo del pueblo trujillano, el APRA puso el recuerdo de su caudillo. Hoy, la conmemoración más importante del APRA es el “Día de la Fraternidad”, en Febrero, que marca el cumpleaños de Víctor Raúl.

Otra poderosa razón para ocultar la memoria de Trujillo fue el sombrío episodio de la matanza de miembros del ejército, hechos prisioneros al inicio de la insurrección. Este crimen, cometido muy probablemente por combatientes apristas al ver perdida la plaza se convirtió por décadas en un factor de enemistad entre el ejército y el APRA.

La reconstrucción del levantamiento y su represión ha sido sumamente difícil, debido a que los archivos militares nunca se han abierto al público. La matanza de soldados nunca se ha esclarecido completamente, del mismo modo que nunca se ha aclarado la cifra exacta de civiles fusilados. Los trujillanos crecemos escuchando la cifra de 6,000 apristas fusilados en Chan Chan, pero las fuentes son sólo la memoria oral, examinada por Blasco Bazán Vera y correspondencia diplomática, como el privilegiado testimonio del vicecónsul británico, al que ha accedido Margarita Giesecke.

Así, para el APRA, este momento fundacional es una especie de nacimiento negado, una gesta oculta, cuya verdadera historia se sigue postergando para “un tiempo no muy lejano”, como plantea el intelectual aprista Tito Agüero. Entretanto, los combatientes del 32, memoria viva de lo que los trujillanos conocemos como “la revolución”, son cada vez menos, y sus voces, cada vez más débiles.

La CVR se preguntó, al inicio de su Informe, si la violencia en Ayacucho hubiera sido posible en un país decidido a examinar barbaries como la represión en Trujillo. En la siguiente entrega para ayudar a corregir, aunque sea un poco, esta injusticia histórica, reproduciré parte del testimonio de un combatiente de 15 años.

La imagen es un cuadro de Felipe Cossío del Pomar.


Escrito por

Eduardo Gonzalez

Descendiente del gitano Melquíades. Vendo imanes. Opino por mi y a veces por mi gato.


Publicado en

La torre de marfil

Blog de Eduardo González Cueva