#ElPerúQueQueremos

Cuba: silencio elocuente.

Publicado: 2010-07-15

Imagine quien esto lee que el sistema penitenciario de su país alberga, entre los miles de desdichados que usualmente van a la cárcel, unas cuantas decenas considerados realmente peligrosos; los autores de los peores delitos imaginables; el tipo de crímenes que ponen en juego la sobrevivencia misma del país: asesinos o cómplices de asesinatos, traidores, instigadores del terror.

Digamos que su país tiene 52 de esos.

Si Ud. es peruano, piense en los 52 principales líderes de los grupos terroristas del país, de Sendero Luminoso al Comando Rodrigo Franco; si Ud. es colombiano, piense en los líderes de las FARC, de los paramilitares y de los carteles de la droga más importantes; si Ud. es belga, o irlandés, o alemán, piense en curas pedófilos… ya nos entendemos.

Ahora suponga Ud. que debido a una serie de presiones internacionales, su país tiene que dejar que esos 52 se vayan a otro país.

¿Se imagina el debate ciudadano? ¿Se imagina los titulares de los diarios? ¿El escándalo, los aullidos de la oposición?

Veamos entonces, qué ha pasado en Cuba al conocerse de la liberación de 52 de los peores prisioneros posibles.

Cuba –como se sabe- ha liberado por gestiones de la Unión Europea y de la Iglesia Católica, a 52 presos políticos, encarcelados desde 2003, por el delito de ser agentes del enemigo, mercenarios, subversivos pagados por los Estados Unidos. La forma en la que supuestamente cometieron ese delito fue a través de la pertenencia a distintas organizaciones ilegales de oposición, entre las cuales se encuentra el “Proyecto Varela”, una corrida de firmas en toda la isla para presentar –de acuerdo a la Constitución Cubana (art. 137) una petición de referéndum sobre asuntos fundamentales, como el sistema político y económico de la isla.

Es decir –repetimos- que, de acuerdo al gobierno, los 52 presos eran el peor, el más peligroso elemento en las cárceles de Cuba.

¿Aúllan los periódicos? ¿Debate, enardecida, la sociedad? ¿Dónde están las declaraciones de los líderes más importantes de la opinión ciudadana?

El anuncio oficial de la liberación de los presos políticos (que eso es lo que eran) es una nota de 25 líneas, enterrada en el diario oficial “Granma”, que anuncia un comunicado “del Arzobispado de La Habana” según la cual se informa sobre los varios destinos de ciertos "prisioneros" "detenidos en 2003", algunos trasladados a sus provincias de origen, otros que salen del país.

Nada más. No se informa explícitamente sobre la razón de que estuvieran presos, ni que de extraordinario ha ocurrido para que sean liberados. De la huelga de hambre de Fariñas, nada; de las Damas de Blanco, nada; solo una reunión del presidente Raúl Castro con el canciller español Miguel Moratinos y con el Arzobispo de La Habana... de lo que se entera el lector por un comunicado de... el Arzobispo de La Habana.

En Prensa Latina, nada. En Juventud Rebelde, nada. La columna casi diaria de reflexiones de Fidel Castro se dedica a las actividades guerreristas de Estados Unidos e Israel en contra de Irán. Su Twitter tampoco tiene, no digamos 140 caracteres: no tiene ni uno. La página de nacionales de Granma durante toda la semana ha cubierto noticias como las visitas de Fidel Castro a distintos lugares en La Habana, obras de limpieza municipal y -en internacionales- el derrame de petróleo en el Golfo de México.

Recién hoy, en forma indirecta, aparece algo que puede indicar un goteo, no digamos, de debate, sino de información: el blog de Silvio Rodríguez incluye una entrevista amistosísima hecha por una periodista en la que el cantautor se refiere crípticamente a una “nueva realidad”.

Eso es todo.

¿Por qué la diferencia, lector o lectora, entre su país y Cuba? ¿Simplemente el hecho de que Cuba es un régimen de partido único, una dictadura?

Yo creo que –además de ese hecho básico- hay algo más: se trata de una dictadura asustada, preocupada, tal vez simplemente dubitativa, y que prefiere el silencio antes que exponer posbiles diferencias de juicio.

Una sociedad mínimamente democrática donde ocurriese la liberación de un número importante de criminales considerados como los peores del país, debatiría el asunto, como lo hizo Colombia en 2007 cuando el gobierno de Alvaro Uribe excarceló a 200 miembros de las FARC en un intento de lograr la liberación de rehenes en poder de ese grupo armado; o como lo hace ahora Israel, donde se debate la liberación de cientos de presos palestinos para obtener la entrega del cabo Gilad Shalit, en manos de Hamas.

La razón por la que ese debate ocurre en Colombia y en Israel no es solamente que son países con un sistema político… democrático; altamente imperfecto, qué duda cabe, pero democrático. Pero además, porque los gobiernos de esos países no dudan  de que el resultado de sus acciones y del consiguiente debate no pone en peligro el sistema político.

Lo que ocurre hoy en Cuba, o –podríamos decir- el debate que no ocurre, es muy diciente, en su silencio.

Fuente de la foto.


Escrito por

Eduardo Gonzalez

Descendiente del gitano Melquíades. Vendo imanes. Opino por mi y a veces por mi gato.


Publicado en

La torre de marfil

Blog de Eduardo González Cueva