#ElPerúQueQueremos

Que me explique Cipriani estos milagritos

Publicado: 2010-08-03

Bueno pues, parece que hay que admitir la realidad.

Un montón de buenas gentes apoyan al cardenal como máxima autoridad espiritual del país. ¡Que Dios abra el corazón de los peruanos para que dejemos de faltar contra nuestro pastor!

El próximo 28 de julio, el Te Deum será más importante que el mensaje a la nación. Y tal vez celebremos el besamanos del cardenal en la PUC.

Cualquier duda y pregunta de fe, al dueño del kiosko. ¡Y algunos de nosotros, católicos relapsos, quién sabe si heréticos estamos tan plagados de dudas!

Así que aquí van unas cuantas:

1. ¿Por qué inauguró Jesús sus milagros con ese de transformar el agua en vino? A mí me cae muy bien ese gesto. Jesús y su viejita van a un matri: tremendo tono, todo el mundo bailando el equivalente galileo del reguetón y, de pronto, se acaba el trago. ¿Qué le dice su mamá? No hay cariño, hijo. Tienes que hacer algo. ¿Y qué hace Jesús? Transforma el agua en vino, y del bueno: ¿Hay cariño o no hay cariño? Un tipazo. Su primer milagro: la alegría. Pero su representante exclusivo en el país es un amargado de primera. Si a Cipriani le piden trago en un tono, seguro que dice “vayan a comprar pues”.

2. ¿Por qué dijo Jesús aquello de amar al vecino como a uno mismo? No al familiar, no al hermano; al desconocido. Hasta donde yo –en mis pocas luces- lo entendí, eso significaba que uno ha de querer tanto, pero tanto, tanto, a otros seres humanos que debería desear para ellos lo mismo que uno desea para mí mismo. Ya sea que esté en Puno o en Bagua, ya sea que hable español o awajún, hay que desearle al prójimo vida, salud, chamba, seguridad, un techo, cariño, panes y peces pa’ todo el mundo… O sea, si entiendo bien, habría que desearle a los seres humanos ni más ni menos que lo que dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pero al concesionario de El De Arriba en nuestro sufrido Rímac, esos derechos humanos le parecen una cojudez; la CVR, una caviarada. ¿De dónde pecata mea?

3. ¿No fue Jesús el que se puso delante de las autoridades, tan solemnes ellas, e interrumpió una ejecución? Era legal la cosa: habían condenado a una señora con buen papel sello sexto –mala, mala, mala, según los vecinos del Miraflores de la época- y había que matarla a pedradas. ¿Y qué hizo este defensor de los derechos humanos de Nazareth? Se puso entre los ejecutores y la condenada y les dijo “bueno pues, que comience la ejecución el que no haya pecado”. Señor cardenal, teniendo en cuenta que Ud. alguna vez dijo que no podía ser que por la cobardía de algunos no se aprobase la pena de muerte en la constitución, ¿cómo me explica este milagrito? ¿era Nuestro Señor –Dios me libre- un caviar?

4. ¿Por qué es que Jesús, tipo tolerante si los hay, se molestó tanto pero tanto con los empresarios? ¿Por qué los echó a latigazos del templo? ¿No será que le parecía mal que en vez de dedicarse a mejorar sus vidas y las de los demás se la pasaran contando plata y explotando al vecino? Pero Ud. que es el delegado del Hombre, con firma autorizada del Papa, siempre anda rodeado de ricachones y parece que le encanta la mermelada. Se queja de no tener suficiente plata y está empeñadísimo en quedarse con la herencia de Riva Agüero. ¿Cómo así? ¿En qué versículo está eso?

5. ¿Por qué es que Jesús, tipo buena onda, pataza, full alegría, se molestó tanto, pero tanto con los que maltrataban a los niños? Todas las indicaciones que tenemos nos llevan a pensar que el Hijo del Hombre era prácticamente un hippy de la época de los romanos. Nada serio como el pesado de Pedro o los otros discípulos. No, para nada: “dejen a los niños jugar, que vengan nomás, no los resondren”. ¿No habría mandado Jesús a lo más profundo del más maloliente reservorio municipal de la Gran Lima a los curas criminales que abusan de los niños? ¿Y si la crisis del abuso de niños devasta a la Iglesia de ese mismo Jesús alrededor del mundo, qué espera Ud. para investigar qué ha pasado en el Perú?

6. ¿Cómo así es que Jesús no dijo ni media palabra en los cuatro evangelios contra los que se enamoran de alguien de su mismo sexo? Ni una. Ni siquiera partida por la mitad. He revisado: Mateo, Lucas, Marcos, Juan. Nada. Cero. Huiflas. Pichón. Pero Ud. debe tener a la mano un quinto evangelio que ninguno de nosotros ha leído. ¡Publíquenos ese evangelio, cardenal! De otra manera explíquenos por qué está tan mal que algunos de esta sufrida grey chola se enamoren como se enamoran.

7. Yo sé que me van a colgar por decir esto. Soy un relapso, de hecho, casi un herético. El día que Ud. queme el Idehpucp y la biblioteca central de la PUC, no dudo que terminaré ahí. Pero, es que estoy convencido de que Jesús, con esa barbaza, con túnica y sandalias, con sus causitas caminando de un lado a otro, predicando, viviendo de lo que le invitaban, sin un cobre y sin tarjeta de crédito era un hippy. ¿Ya leyó aquello de los lirios del campo? Se lo recuerdo: Jesús está sentado con sus amigos y les dice que no se afanen, que no se revienten chambeando y que confíen un poquito más en Dios: que miren la naturaleza a su alrededor, ahí están los lirios del campo, tan bien vestidos y sin tejer; los pajaritos cantando y bien gorditos. Ya le digo: era un hippy el Hombre. Amaba la naturaleza, los lirios, los pajaritos, todo eso. Si no hubiera estado en Galilea sino en Tambo Grande, hubiera sido un fan de esos mangos y limones que los campesinos prefieren antes que esas maquinazas y esos relaves que destruyen la naturaleza. Pero Ud. que es el señor que sabe habla de todo, nunca ha dicho ni pío para defender la naturaleza o a los campesinos, o a los nativos, o a nuestros pescadores. ¿Por qué? De nuevo: ¿qué evangelio según Juan Luis tiene Ud. que nosotros no conocemos?

¡Exijo una explicación!

Fuente de la imagen.


Escrito por

Eduardo Gonzalez

Descendiente del gitano Melquíades. Vendo imanes. Opino por mi y a veces por mi gato.


Publicado en

La torre de marfil

Blog de Eduardo González Cueva