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La (izquierda) (unida)…

Publicado: 2010-10-05

La imagen ocurrió la noche del 3 de Octubre en la Plaza San Martín cuando la multitud, segura de la victoria empezó a corear “¡la izquierda unida jamás será vencida!” El coro se escuchó claramente. Al cabo de una campaña en la que la derecha intentó arrinconar una y otra vez a Susana Villarán en una caricatura macartista, la gente jubilosamente respondía con desparpajo: “somos de izquierda, ¿y qué?” y la candidata respondía con el puño en alto.

La esperanza era clara. Como no ocurría hace veinte años, las izquierdas buscaban ser “la” izquierda y salían del desierto, habiendo encontrado una respuesta electoral a su aislamiento en una lideresa experimentada e incluyente. La izquierda renacía, modernizada, para devolverle integridad al sistema político.

Excepto, por supuesto, que estamos hablando de una imagen y de una esperanza. La realidad es siempre mucho más complicada, y cualquier evaluación requiere –al menos- considerar los siguientes, tercos, hechos, que requieren poner entre paréntesis el entusiasmo.

Susana Villarán ha sido elegida alcaldesa de Lima, no dirigenta de la izquierda. Su primera y principal tarea ahora es la gestión de la ciudad. Con esa responsabilidad tiene suficiente, y por eso la juzgarán sus electores, no por sus posiciones ideológicas.

La confluencia Fuerza Social, formada por cuatro movimientos, es un esfuerzo limeño y no puede aspirar a representar todos los talantes de la oposición al modelo económico.  Ahí están las victorias de grupos de izquierda en Cajamarca (¡Mamita, Patria Roja!), Junín, Cusco, y las reelecciones de Guillén en Arequipa y Villanueva en San Martín.

La madurez y el pragmatismo de la alianza de los cuatro en Lima no garantiza el mismo comportamiento el próximo año. La lección de la catástrofe del 2006, cuando Susana Villarán y Javier Diez Canseco juntos hicieron apenas un 1% no se aprendió en el 2006, sino en la inminencia de esta campaña.

La andanada de la derecha no arrinconó jamás a Susana Villarán durante la campaña. La candidata mantuvo una unidad de discurso admirable y –pese a la presión- nunca abjuró de sus aliados. Sin embargo, esa presión puede desubicar a dirigentes de Fuerza Social menos duchos, o menos izquierdistas.

Las victorias electorales suelen generar liderazgos caudillistas. El tan mentado Alfonso Barrantes fue un muy buen alcalde de Lima, pero un pésimo líder de la Izquierda Unida: arbitrario, incapaz de concertar con todos los partidos y resistente a la democracia interna. Nada sería tan dañino como forzar a Susana Villarán a asumir el rol de caudillo o réferi.

Nada de esto es desastroso o definitivo. Es, simplemente, una enumeración de hechos. De hecho, la victoria reciente y el consecuente optimismo refuerzan la tendencia a la unidad y a la búsqueda de una identidad propia, distinta al nacionalismo, el próximo año, donde la oportunidad está pintada: los candidatos a los extremos del espectro político, Fujimori y Humala tienen muy poca capacidad de ganar al indispensable centro, y Castañeda ha empezado su implosión. El APRA no puede aspirar a gran cosa, sometido como está al Alanismo, y Toledo anda buscando alianzas.

Incluso sin una candidatura presidencial que replique las características únicas de Susana Villarán, la confluencia Fuerza Social con alianzas regionales puede hacer una campaña digna, colocar una bancada parlamentaria significativa y acelerar su proceso de construcción partidaria.

Sólo entonces veremos si le sacamos los paréntesis a eso de la (izquierda) (unida) y nos habremos ganado el coro de ¡la izquierda unida!


Escrito por

Eduardo Gonzalez

Descendiente del gitano Melquíades. Vendo imanes. Opino por mi y a veces por mi gato.


Publicado en

La torre de marfil

Blog de Eduardo González Cueva