Esta no es una defensa de la CVR
Defender el legado de la CVR parece, a estas alturas, tarea de necios o ingenuos. Son tantos los que han apuñalado el Informe Final, señalando presunta soberbia o falsedad, que espanta atreverse a decir nada positivo sobre su balance.
Hasta quienes alguna vez la defendieron como un avance en un país que se empeña en revolverse en taras irresueltas, han decidido ponerse de costado. Murmuran, si alguien les pregunta, que la CVR no ha convencido; que no ha reconciliado; hacen mutis por el foro y nos dejan a nosotros el obituario.
¿Cómo decir una palabra favorable sobre la CVR?
No puedo atreverme, por ejemplo, a decir que el Informe de la CVR debiera discutirse en colegios y universidades, para rechazar el uso de la violencia en la política. Ya Aldo Mariátegui ha dicho que eso sería una muy mala idea porque, sostiene él, la Comisión “…terminó victimizando en cierto modo a los terroristas.” Y Aldo Mariátegui, recientemente proclamado por la empresa Apoyo como el periodista más poderoso de la prensa escrita, es un hombre honorable.
No osaré recordar que la CVR responsabilizó a Sendero por iniciar una guerra injusta, en el momento mismo en que el Perú se daba una constitución democrática. ¿Cómo hacerlo, si Kenji Fujimori dice que el Informe Final de la CVR califica a los senderistas de “luchadores sociales”? Debe ser cierto lo que dice, porque Kenji Fujimori es un congresista honorable, de una inteligencia penetrante, y no nos cabe duda de que sabe leer. Si un periodista insidioso se atreviese a poner en duda lo que dice el Sr. Fujimori, éste citaría con exactitud la parte del Informe donde leyó aquello.
No diré que la CVR fue objetiva, y halló graves responsabilidades también en las Fuerzas Armadas y en los sucesivos gobiernos. Imposible hacerlo, luego de que Manuel Fajardo, abogado de Abimael Guzmán, dijera que la CVR tenía un “sesgo a favor del Estado”. Y el Sr. Fajardo es un hombre honorable, miembro prominente del MOVADEF, que busca una amnistía (¡honorable, por supuesto!) para militares y senderistas por igual.
No me atreveré a recordar que la CVR criticó a la más alta jerarquía de una Iglesia remisa a su mandato de caridad. No hay manera, luego de que el Cardenal Eminentísimo Juan Luis Cipriani señalase que el trabajo de la CVR está lleno de “falsedades, omisiones y sesgos ideológicos”. El Cardenal ha lamentado las injustificables críticas de la CVR a autoridades eclesiales de las zonas de emergencia, incomprendidos soldados de la patria que ayudaron a ganar la guerra, ignorando masacres y torturas. ¡Y el Cardenal Cipriani es un hombre honorable!
No puedo decir que la CVR halló pruebas de que las Fuerzas Armadas cometieron crímenes de lesa humanidad. Después de todo, dice Rafael Rey, caracterizado por su lealtad política y su trayectoria rectilínea, que la CVR calumnió a las Fuerzas Armadas. ¿Quién puede dudar de que el Sr. Rey sabe distinguir un crimen de lesa humanidad de cualquier otro crimen? ¿Acaso no nos ha demostrado palmaria, honorablemente, el Sr. Rey, que la matanza de más de cien civiles en Putis no fue un crimen de lesa humanidad, sino alguna otra cosa? ¡¿Es que alguien puede negar que el Sr. Rey es un hombre honorable?!
Imposible sugerir que el informe de la CVR se lea y se utilice; porque nos dice Martha Chávez que “debe tirarse a la basura” y que fue un desperdicio de fondos públicos. Y Martha Chávez puede explicarnos objetivamente cómo es posible que los desaparecidos se auto-desaparezcan; y que tiene amplia experiencia en la protección del erario nacional. ¡Martha Chávez es una mujer honorable!
Jamás podré decir que la CVR trabajó con las más amplias bases de datos disponibles para conocer la cifra de víctimas fatales. Ya nos ha dicho el parlamentario aprista mas destacado, Mauricio Múlder -sin duda un experto en estadística- que fue una cifra aventurera. Lo dice, por supuesto, sin la menor conexión con el hecho de que el gobierno de su partido haya tenido responsabilidad por buena parte de esas víctimas; y sin calcular el costo de las reparaciones a quienes sufrieron la violencia. El Sr. Múlder es, después de todo, un hombre honorable.
Imposible insistir en las malhadadas cifras de la CVR. Ya ha demostrado con pelos y señales el Diario Correo, dirigido por el honorable Aldo Mariátegui, citando a Silvio Rendón -un hombre ecuánime-que la CVR “sobreestimó” las cifras de muertes causadas por el conflicto. En esto, hay que decir, que Mariátegui y Rendón no contradicen a los otros ciudadanos arriba mencionados, porque le bajan la cifra de crímenes tanto a las fuerzas armadas (de 20,500 a 16,500) como a Sendero (de 31,000 a 11,500). “Nosotros matamos menos”, pueden ahora decir todos; ¡Orondos y honorables!
Si yo dijera que vi a las víctimas acercarse a la CVR para hablar con entrevistadores, con sacerdotes, con sicólogos, con abogados; si dijera que las vi sentarse en la misma mesa con los comisionados, y hablarle al país, en cadena nacional, en su idioma, sin que nadie los veje o los cuestione; sin duda sería yo injusto con los honorables ciudadanos que he mencionado.
Si leyera el testamento de la CVR, un Informe que llama a que los peruanos conozcamos “lo que fuimos y lo que debemos dejar de ser”; si dijera que la CVR llama a que actúe la justicia y no haya impunidad; si dijera que el Informe llama a otorgar reparación y a rescatar del abandono a las víctimas; si dijera que la CVR llama a que se investiguen miles de fosas en el país, para que los familiares de los desaparecidos tengan paz; si dijera –en fin- que la CVR llama a que la reconciliación sea la ciudadanía plena de todos los peruanos y peruanas; si dijera todo eso ¡qué injusto sería con todos los honorables ciudadanos que han explicado con argumentos y con cifras los pecados de la CVR!
Paciencia, pues. No voy a hablar de esas cosas. No voy a arrojar dudas sobre la honorabilidad del fujimorismo, del alanismo y del senderismo, que unieron fuerzas en una batalla de nueve años para librar a nuestra República de la perniciosa influencia de la CVR.
Si lo hiciera, lo que les contaría sería tan absurdo, tan indignante, tan inflamatorio; que con justicia habría que llamarme falaz e incendiario. Si alguien se atreviera, a distribuir el Informe de la CVR, para que la gente se formase su propio juicio ¡qué peligrosas consecuencias tendría eso!
¿Cómo dudar de que los peruanos, mal guiados por ese Informe, mandarían a tanto ciudadano honorable a su jubilación anticipada como líderes de opinión, parlamentarios, gente del poder? ¿Qué sería del Perú sin su derecha, sin el alanismo, sin el senderismo? ¿Se imaginan cómo se vería el país sin estos Brutos?
Las imagenes corresponden a un fragmento de “El asesinato de César” por Vincenzo Camuccini; y al actor James Mason, encarnando a Bruto en “Julio César”, por Joseph Mankiewicz.