La ideología peruana
Contribución a la critica de la homofobia de izquierda
...de lo que se trata en realidad y para el materialista práctico, es decir, para el comunista, es de revolucionar el mundo existente, de atacar prácticamente y de hacer cambiar las cosas con que nos encontramos.
La primera vez que pensé que aquello del socialismo era interesante, me metí a los viejos ficheros de la biblioteca de la PUC y saqué el primer libro que encontré bajo el nombre de Carlos Marx.
Resultó ser “La ideología alemana”, un mamotreto de una abstracción formidable, en que el de Tréveris escueleaba a un señor Feuerbach, por vivir en las nubes.
No me acuerdo de todo lo que leí, por supuesto, pero sí recuerdo la primera premisa del análisis de un jovencito Carlos Marx: toda Historia empieza por el hecho de que el ser humano produce su propia vida y para hacerlo, establece una división del trabajo, y –con ella- formas de propiedad y dominio.
Sin división del trabajo no hay apropiación de los frutos del trabajo, y no hay tampoco ideologías para justificar quién se queda con más. Punto. Genial.
¿Y cuál es la primera forma de división del trabajo que detectaba Marx en su método? La división de trabajo, tal como ocurre en el acto sexual: la reproducción de la vida y los roles de hombres y mujeres. Como buen adolescente, interesado en el sexo y poco más, eso se me quedó grabado.
Por supuesto, Marx le dedicó la mayor parte de su tiempo a las consecuencias de otra forma de división del trabajo, la capitalista: a la sociedad de clases, a la propiedad privada; y a las ideologías funcionales a esa sociedad.
El problema con algunos marxismos, es que sólo se enfocan en esa forma de injusticia, y se olvidan por entero de la primera y primordial. Cuestionan el orden social, y se les pasa por la huacha el orden sexual. Cuestionan el orden binario de propietarios y proletarios; pero se tragan completito el orden binario sexual, con sus nociones de familia, sexo y roles de género.
Y –por supuesto- reducen cualquier tipo de problema al único tema cubierto en el manual: el capitalismo y la sociedad de clases. ¿Racismo? Es una justificación ideológica del capitalismo. ¿Guerras religiosas? El imperialismo las atiza por fines materiales. ¿Destrucción ecológica? Bueno, si la hacen los capitalistas es mala; si la hace el padrecito Stalin, es bacán.
Lo mismo pasa con la identidad sexual y las formas de familia. No tienen idea. Como sus manuales de Martha Harnecker no dicen nada sobre el asunto, pues, el tema no existe, concluyen. O peor: es una distracción del problema principal, una trampa del capitalismo, sin duda.
En fin. Pero bueno fuera que su único problema fuese ser ignorantes. Algunos proclaman sus prejuicios corneta al viento, y adornan la música con un barniz ideológico: ser homosexual es una “moda” para vender más dice Dante Castro en un artículo reciente (¡Ajá! ¡La motivacion material! ¡Martha Harnecker tenía razón!). Ergo, esta atención por los homosexuales es una frivolidad creada por el capitalismo; es una loca... desviación de la izquierda burguesa, una caviarada, pues.
Y, claro, ese “socialismo” al duco para encubrir la homofobia ha sido tan fatal para la vida humana como cualquier otro pretexto ideológico. Si los Estados Unidos criminalizaban la “sodomía”, y la Alemania nazi mandaba a los gays a campos de concentración; el estalinismo reprimía igual; y en Cuba mandaban a los gays a colonias de “rehabilitación”.
En el Perú, durante el conflicto armado, si la población tomaba a los transexuales como chivos expiatorios de todo lo que iba mal; el MRTA llegaba y los ejecutaba para quedar bien con esa población, porque –claro- compartía la misma homofobia. Y luego, desde el diario “Cambio”, no faltaba algún redactor para justificar el crimen porque “...estas lacras sociales, eran utilizadas para corromper a la juventud”.
En fin, como decía aquel libro olvidado, hay quienes viven en la luna de su ideología y son incapaces de empezar por lo básico: la vida y sus condiciones concretas. Y luego ahí se quedan, en sus prejuicios, que no son otra cosa que la defensa del orden social que existe. Charlatanes y tenderos, los hubiera llamado el joven Marx.