DIÁLOGO MATERIALISTA ENTRE JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y CALDITO
DRAMATIS PERSONAE:
JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI, interpretado por Eduardo González Cueva
CALDITO MARIÁTEGUI, interpretado por Gustavo Faverón Patriau
DIOS, interpretado por Él mismo
ACTO ÚNICO
ESCENA ÚNICA
Lugar: Un portón a las afueras del cementerio Presbítero Maestro
CALDITO
Otra vez muerdo el anzuelo
y en pesadillas dialogo
con el viejo demagogo
que dice que fue mi abuelo.
Otra vez me da en el suelo
cual subte que baila pogo,
y apenas yo lo interrogo
empieza a caérseme el pelo.
¿Será porque siento celo
de llevar el mismo logo
y por eso me homologo
y me creo paralelo?
¿O será que soy tan lelo
que incluso si monologo
me da vuelta el pedagogo
de un grito desde el subsuelo?
Yo sueño que lo demuelo,
que soy como un mistagogo
que con mi verbo lo drogo,
y lo dejo así chimuelo.
Pero testigo es el cielo
de que en vano me rebelo:
yo quiero ser su gemelo
en versión perrito dogo.
(Se oye un chirrido)
Aquí viene el muy ladilla
entrando desde la izquierda
rodando en la misma silla:
le voy a seguir la cuerda...
MARIÁTEGUI (EL MERFI)
Cosa curiosa es vivir
en dimensiones extrañas
es un lento transcurrir
pensando en las musarañas;
y aunque gozo del nirvana
y he conversado con Buda
en el seso se devana
una pregunta espinuda:
¿Qué sucedió con mi estirpe
después de mi postrer viaje?
Temo que la historia extirpe
de sus hojas mi linaje.
Cierto que eran engreídos
mis ñaños, por la Madonna,
los tenía consentidos
la Anita tan querendona.
Pero siempre me entran dudas
incluso en el Eliseo.
Sé que son dudas cojudas
mas me arruinan el recreo.
¡Qué daría por volver
aunque sea un breve instante!
¡Cómo quisiera saber
con un genio equidistante!
Mas, ¿qué lugar me convoca?
¿No estoy en los Barrios Altos?
Si mi alma no se equivoca
me agarran los sobresaltos.
¡He vuelto! ¡Cielo dichoso!
Hasta veo un caminante
desgarbado y legañoso;
le preguntaré al instante…
(Se dirige hacia CALDITO pero se detiene)
Caramba, qué miserable
la apariencia del sujeto
¿Un opiómano incurable?
¿Un espantoso esqueleto?
(Elevando la voz)
¡Eh, buen hombre, buena noche,
y que Dios le guarde bien!
(Por Alá, qué tal fantoche,
el pobre se ve hasta el cien).
¿Podría usted afirmar
si aquella galana luz
es, digo, por preguntar,
del San Cristóbal la cruz?
CALDITO(asustado)
Se escapó del mausoleo
este enano delirante
y con pregunta inquietante
finge que ya no es ateo.
(Alza la voz)
Esa es la cruz, en efecto,
que en estas tierras alumbra
como tu mente columbra
con razonamiento recto.
Mas dime, mono imperfecto:
¿es verdad lo que vislumbra
en medio de la penumbra
mi ojo pluscuamperfecto?
¿Tú no eres aquel insecto
que a los caviares deslumbra
y que el rojerío encumbra
como divino intelecto?
¿Tú no eres el interfecto
que se mueve en la penumbra
cual sajino en selva umbra,
papá de todo insurrecto?
(Grita)
¿Negarás ser el Amauta
de Velasco el padre impuro,
de Marx descendiente oscuro
y de Abimael la pauta?
¿Negarás ser tú la flauta
que todo rojimio duro
sopla y sopla cual anuro
flautista de quena incauta?
(Fuera de sí)
¡Eres tú, confiesa, perro,
híncate ya en tu rodilla
de sanguijuela cojilla
ante la luz de ese cerro
y ante esa cruz que es de hierro
desembucha, pacotilla,
o te tumbo de tu silla
y te regreso al entierro!
MARIÁTEGUI (EL MERFI)
¡Qué cosa más increíble
este enano contrahecho!
¡Yo te conjuro, risible
molusco de pecho estrecho
a que confieses quién eres
y a que tu rostro reveles
pues no creo que el desecho
que veo tan aborrecible
sea un humano pertrecho,
Dios, qué cosa tan horrible!
(Se acerca a CALDITO)
Mas, ¡visión incomprensible!
Reconozco este malfecho
Esa cara indigestible
delata un secreto cohecho…
¡No me tortures! ¿Quién eres?
Esa cara de anofeles
revela rastros de un lecho
que siempre creí apacible.
Todo lo que es este pecho
siente un horror insufrible.
CALDITO
Yo soy hijo del hijo de un sujeto
que escribía ensayitos como un puto
un provinciano enclenque y medio bruto
que una vez engendrara algún panfleto.
"Siete ensayos" se llamaba el tomo escueto
donde el cholo inyectado con bismuto
vació sus iras socialistas cual esputo
para espanto venidero de su nieto.
Opiómano y rascuacho mamarracho,
abyecto tosedor de cojudeces,
y a juzgar por la prosa, marimacho:
era mi abuelo el que excretó esas heces.
Cada vez que me acuerdo me emborracho,
como tú, que dipsómano pareces.
MARIÁTEGUI (EL MERFI)
¡Ay, mísero de mí, ay infelice!
De idioteces un graduando
se levanta contra mí
¿Qué delito cometí
contra el Perú procreando,
las raíces engendrando
de este embrión mal florecido,
de este animal mal crecido?
¿Será que vuelvo al sepulcro?
Pues es mil veces más pulcro
que este sujeto atrevido.
Oye, nieto inexplicable,
rastacuero vil, nefasto
correveidile no casto
de un pasado interminable
¿Cómo carajos es dableque tú estés en el futuro?
Tú, so pedazo de oxiuro,
perteneces al pasado
virreinal y anquilosado
donde medraba el sulfuro.
¡Carajo, tal injusticia
de los dioses no se explica!
Ahorita mismo de pica
reencarno y lo hago sanguaza;
de Cinco Esquinas no pasa:
este es mi rioba, mi esquina
los ñoños cara’e corvina
no suelen salir intactos
pues sus rostros tumefactos
pagan piso en La Cachina.
(MARIÁTEGUI EL MERFI se levanta de la silla de ruedas y se reencarna en un centauro)
Por las cosas de la vida
una pierna yo perdímas,
para chancarte a ti
en centauro me transformo.
Mejor pide cloroformo,
pues te voy a dar mil coces
y aunque ruegues, dando voces,
cual gallinazo bisoño
te reviento por gazmoño
con martillos y con hoces.
(MARIÁTEGUI EL MERFI cabalga hasta donde está CALDITO, que huye desesperado)
¡No corras so malparido
que te voy a dar cocido!
¡Ven aquí so forajido,
te voy a quitar lo atrevido!
CALDITO (espantado)
¡Se abalanza cual cuatrero!
Más parece un zopilote,
un ave de mal agüero
con pinta de monigote:
caballito de potrero,
alazán de capirote,
unicornio con sombrero,
una yegua sin padrote,
burro y mula sin arriero,
Rocinante sin Quijote,
Arre Plata sin Llanero
Solitario, guajolote,
montura sin caballero,
mixtura de Pasmarote
con un centauro pajero,
cuadrúpedo cachalote,
pericote de carguero,
overo de un hotentote,
chilote sin montadero,
correcaminos, coyote,
murciélago de agujero,
rata, hiena y ajolote,
con cuatro ruedas de acero!
(aparte)
¡Ay, pobre de mí, mi yo,
mi mí, mini-mí, mi muá,
mi ego, mi I, mi otroyó!
¿Qué culpa tiene mi ya,
mi alter ego gigoló,
de haber estado yo acá,
justito cuando llegó
trotando del más allá
este abuelo cabayó
que ya está medio gagá
y encima es bien a gogó,
¿Qué culpa?, pregunto yo.
Mejor río: juá, juá, juá.
(Al borde de la locura)
¡Pensar que esta bestia de asco
fue padre del padre mío,
y padre de Juan Velasco,
que por lo tanto es mi tío!
(En secreto)
¡Y pensar que de este tío
también nació Abimael,
quien por lo tanto (¿me río?)
es mi tío como aquel!
(Desenvaina una espada, se detiene y mira a MARIÁTEGUI EL MERFI)
No te temo, pordiosero,
pirañita sobre ruedas,
mendigo semaforero,
pedigüeño de veredas,
muertodehambre, limosnero:
di tu floro mientras puedas,
no esperes a que mi acero,
en vez de darte monedas,
te corte en dos cual guargüero,
de tono de quinceañeras.
MARIÁTEGUI EL MERFI(que está pisoteando a CALDITO mismo patrón Santiago matamoros)
¿Este animal es mi nieto?
¿Y estas cosas me atribuye?
Las idioteces que arguye
son el lamentable excreto,
de un patético libreto.
Ni Riva Agüero era así,
cuando estaba rififí,
ni Valdelomar con opio,
ni Haya cuando hacía acopio
de champanes en Paris.
(Levanta una pata desolado, mientras CALDITO se acurruca)
Hasta el prefecto leía
en los años de Leguía;
debatir era un placer
allá en el Palais Concert.
De ideas se discutía
de Buenos Aires a Lima,
Roma, París y Berlín.
Los sindicatos, en fin,
practicaban esa esgrima
retórica que hoy da grima.
Y este engendro me compara
con quien sabe qué esperpentos.
Sus argumentos mugrientos
le babean en la cara;
la razón es hoy avara
si alguien cree a este ignorante,
y su verbo delirante.
¿Y qué es ese jua jua juá
ese graznido cuá cuá
de ánade desopilante?
La única culpa que admito
mi más horrible delito
es tener algo que ver
en la creación de este ser
este Frankenstein mansito
¿Más que hacer con este bicho?
Si no fuera un ser tan zafio
lo metía en mi cenotafio.
Idea: ahí veo un nicho
del que está saltando un micho.
(Lee una lápida)
“El coronel Marceliano”…
y aquí creo que dice Pérez
¿O tal vez dice Gutiérrez?
Y ahí se ve un resto craneano.
Del cementerio es el ano
este sitio horripilante.
¡Te llegó la hora tunante!
¿Mas qué agitas, miserable?
¿Qué papiro deleznable
has sacado de tu guante?
CALDITO(que agita desesperado una copia de “El octavo ensayo”)
Este libro lo escribí
así como escribo yo,
con sintaxis de bongó
e ideas de colibrí,
y si es que lo he escrito así
(en papel de pororó
para limpiarse el popó)
quiero leértelo a ti,
así que siéntate aquí
y escucha el cocorocó
de tu nieto Pocoyó
(que así me dicen a mí).
El libro trata de ti
es decir, sobre la izquier-,
que es toda la misma mier-
o al menos yo pienso así.
(CALDITO tose y se aclara la voz)
El mundo era bien bonito,
blanco, limpio y ordenado,
todito clasificado
según la ley natural
exento de todo mal,
aquí y allá algún cholito
todito jorobadito
envolviendo su tamal
o mascando su choclito:
un mundo como un mural
de Orozco pero al revés,
el cholito aquí en los pies,
y el gringo en el ventanal,
pero vino un vendaval,
que malogró el paraíso,
con abracadabra hechizo:
no te hagas el sordomudo,
cuadripléjico boludo,
porque sabes que el que lo hizo,
fuiste tú, cojo del mal.
Así, la izquierda es culpable:
(saca un charango)
del carnaval sin chisguete,
del cráneo de Laura Bozzo,
de que me salga un juanete
con forma de Ricky Tosso,
de que el culo tenga ojete,
de que mi perro sarnoso
me haya mordido el cachete
desgarrándole un buen trozo
a mi peluca ´e bonete.
Del fenómeno del Niño,
del cambio de calendario,
de la falta de cariño
que experimento a diario,
del tinte con que me tiño,
de mi pinta de rotario,
del bisoñé que me ciño
para esconder el calvario;
del diámetro del corpiño
que me embuto en solitario
pa ocultar el desaliño
de mi guataza de armario.
Del teteo de García,
del ceviche sin chorito,
del enano que salía
con la Banda del Choclito
(la guayabera era mía)
y de que todo cholito
de la baja policía
que antaño se me rendía
y se agachaba bajito
para rendir pleitesía
a este tu buen Caldito
ahora al verme se sonría
con cachaciento apetito
mostrando su rebeldía
(me llega altamente al pito).
Voy a decir más verdá,
abre la oreja tú:
Del éxito de Maná,
del gol que falló Cafú,
del istmo de Panamá,
del cardenal Richelieu,
de que Alan sea papá,
del peinado de Lulú,
del sabor de guaraná,
de ese maldito champú
que no me sirve pa'ná,
(que a mi mitra de Gazú
la ha dejado tralalá,
con forma de canesú
y olor a maracuyá),
de que no mueva el cucú
cuando bailo chachachá,
de que quiera ser gurú
de cualquier Alí Babá
con cara de Fumanchú
que intente reinar acá,
y, deshaciendo el tabú,
digámonos la verdá:
de que Kunta el rey Zulú
no sea mi esclavo ya,
la culpa la tienes tú,
el papá de mi papá.
MARIÁTEGUI EL MERFI
De todos esos que mientas
yo sólo conozco a Orozco
los demás los desconozco,
no los manyo ni de a tientas.
Pero dame ese panfleto:
con poderes fantasmales
lo leeré en decimales
de segundo, sin aprieto.
(Pasa rápidamente las páginas)
¡Jajajajá, chesumadre,
trato de ser educado
pues me eduqué en el pasado
pero esto es un desmadre!
Cómo ha cambiado el Perú
si la gente lee esto
porque parece este texto
un manual de tururú.
Pobre tunante ignorante
que jamás viste una hacienda
ni viviste en la trastienda
ni cocinaste un guisante.
Ni trabajaste quince horas
al día rompiendo el lomo,
ni te balearon a plomo
por reclamar tus deshoras.
Ni hablaste quechua o aymara
ni sacaste un triste olluco
de la tierra, pobre eunuco
engreído y malacara.
Ni te prohibieron votar
ni prohibieron que leyeras
ni prohibieron que tuvieras
un simple centro escolar.
¿Te engrieron demasiado?
¿Te quitaron un juguete?
¿Te graduaste de acusete
en un colegio privado?
Yo, arrancado, cojo y cholo
sin papá y sin mil diplomas,
deportado sin maromas,
trabajé desde chibolo,
armé veinte sindicatos,
publiqué otros tantos libros
y cualquiera, yo calibro,
era mejor que este emplasto.
Me morí a los treintaicinco
peleado con la Komíntern
(¿No sabes qué es, cara de íntern?
Averigua, ornitorrinco).
Y el tiempo que me tocó
lo aproveché como loco,
lo tanguié cual zocotroco,
lo gocé cual rococó.
Si no, pregunta a tu abuela,
que me tenía marcado
pues sabía mi pasado
de diletante vihuela.
¿Y tú pasas los cincuenta
repitiendo juá juá juá
ñoño inútil cual Cuacuá
que pasó su fecha’e venta?
Niño Goyito sin viaje,
Perricholi sin virrey,
sánguche sin pejerrey
payaso sin maquillaje.
Yo no sé quién es más bestia:
el mico torpe que escribe
el tonto que se suscribe,
quien reseña esta molestia.
Embutiré este volumen
en tu cuerpo de cardumen.
¡Debiste sacar resumen:
lo hallarán cuando te exhumen!
(MARIÁTEGUI EL MERFI suspende a CALDITO en el aire con una mano, mientras sostiene “El octavo ensayo” con la otra).
CALDITO (transformándose)
¿Qué clase de anafilaxis,
qué variante de escorbuto
me ha dado este cholo bruto
por falta de profilaxis?
Ni siquiera pasan taxis,
ni combis en absoluto
así que creo que el luto
es mi futuro en la praxis.
Ya se agota mi sintaxis,
rindo al cielo mi tributo,
mas, ¿no es eso diminuto
un escuadrón de aerotaxis?
(Mira a las alturas)
¡Aleluya!
¡Viva Cristo redentor
y la Virgen madre suya
porque me da su calor!
¿Eres tú Dios que recuerda
a este cordero de Dios
y vienes a salvar Vos
a este pecho de la izquierda?
DIOS
Calla, mierda.
(El cielo truena y sobre el cementerio cae un piadoso TELÓN).